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Llená tu heladera

  • Foto del escritor: La Fundamentalista de la Cocina
    La Fundamentalista de la Cocina
  • 23 ago 2016
  • 5 Min. de lectura

A la hora de cocinar hay varios enfoques posibles. Uno consiste en comprar todo lo que pide una receta al pie de la letra. Es el método ideal para eventos, cenas con invitados o días especiales. Implica decidir qué cocinar antes de salir con la bolsita al hombro con el mercado como destino. Es un enfoque limitado y poco creativo, pero funciona bien si sos una persona muy estructurada.

Otro enfoque, y el que a mi más me gusta para el día a día consiste en comprar lo que está en oferta, lo que ofrece la verdulería en esa temporada, lo que recomienda el carnicero o lo más fresco que hay en la pescadería. Partir del ingrediente permite lograr el mejor resultado, pero también implica salir de la zona de confort y experimentar un poco con algunas cosas que no hubiéramos comprado limitados por una receta. Acá hay que atreverse a comprar eso que nunca probamos y googlear cómo se prepara.

Tener una despensa bien surtida también ayuda a no tener que pensar en si tengo los ingredientes disponibles cada vez que se me ocurre algo. Hay productos que se pueden guardar por mucho tiempo y salen al rescate una noche que no hay nada fresco. Pero para que todos estos ingredientes se aprovechen es fundamental ordenar de forma de saber qué tenemos. De nada sirve tener guardado un producto premium si me olvidé que lo tenía y lo termino tirando por la fecha de caducidad.

Vamos entonces a definir varias categorías de ingredientes que se necesitan en la cocina:

Carnes y pescados: siempre prefiero ir a una carnicería o pescadería antes que comprar en el supermercado. Un buen carnicero o pescadero sabe asesorarte, te dice cuánto comprar si tenés invitados, te ayuda y limpia el pescado o le saca las vísceras a los calamares. Aprovechalos, pedí que te corten, piquen, limpien, hacé preguntas, indagá cuándo ir para comprar la mercadería recién llegada, pedí opciones si no hay lo que querías.

Si conseguiste algún corte de carne a buen precio, comprá dos y guardá uno en el freezer. Si el pescado nunca fue congelado, comprá el doble y guardá filetes en el freezer ordenaditos y con separadores. Bonus points si hacés los filetes en milanesa y los guardás ya rebozados.

Otro ingrediente salvador son los bichitos de mar congelados. Tener en el freezer una bolsa llena de tu bivalvo o marisco preferido (mejillones, langostinos, almejas, calamares) te permite levantar cualquier comida. Un arroz aburrido con un puñado de mejillones se transforma en una comida gourmet. Si te caen visitas inesperadas, abrí una lata de palmitos, mezclale unos langostinos y listo, entrada inmediata. Lo importante es tener cuidado de que no se descongelen en el trayecto de la pescadería a tu freezer. Acá está bueno usar una bolsa térmica.

Lácteos: ¡Ojo con las fechas de vencimiento! En los supermercados grandes con productos internacionales, es muy común entusiasmarse con un queso francés importado a precio regalado y resulta que vence en dos días. Vale la pena aprovechar una oferta sólo si sabés que la vas a consumir antes del vencimiento. Además del clásico, leche, queso, huevos, está bueno tener siempre en la heladera:

- una crema de leche (light si se cuidan). Con crema y otros ingredientes:

crema + langostinos + ralladura de limón + fideos + perejil

crema + espinaca + huevo = cazuela de espinaca

crema + sobre de saborizador de hongos + hongos secos rehidratados + pasta + queso rallado

crema + pasta + queso rallado

- queso en hebras para agregar a:

rellenos de tartas, pastas, empanadas

omelettes

quesadillas o sándwiches calientes

salsas de crema y queso

pizzas

ensaladas

- Un buen queso de rallar, y aquí permítanme que me explaye, porque fue el queso de rallar el que hizo que me gane el apodo de la fundamentalista. Compren un trozo de queso reggianito de verdad para rallar en casa. Ya sé que es caro, pero la idea es que usen un poco menos (de paso las arterias contentas) pero de calidad, con buen sabor. Hay reggianitos y sardos de segundas marcas o de marcas propias de los supermercados que son bastante dignos. No serán un parmigiano-reggiano de verdad traído de italia, pero les pido por favor: ¡¡¡nada de aserrín seco con gusto a pata en un paquete!!!

Aprovechen las ofertas cuando hay, si hay 2x1, el segundo al 50% o lo que sea, acopien. Si saben que no lo van a consumir rápido, se puede guardar tranquilamente en el freezer.

- ricotta: una vez que está en la heladera es fácil encontrarle un uso en relleno de tarta, canelones, torta, lasagna, ñoquis y hasta arriba de una pizza o en una ensalada.

- yogurt sin sabor: ideal para preparar aderezos salados o recetas de tortas o scons con yogurt.

- boconcini de muzzarella: la muzzarella que viene en bolitas adentro de salmuera es genial y cambia rotundamente cualquier preparación con queso. Genial para pizzas, ensalada caprese, tartas.

Verduras y frutas: nuevamente, acá mi recomendación es ir a la verdulería en vez de recorrer el supermercado. Por lo general, si hay algo fuera de temporada es caro y las verdulerías no se arriesgan a traerlo. Si bien puede desilusionarte un poco no poder comprar ananá en pleno julio, te obliga a disfrutarlo al máximo en pleno verano cuando es la fruta estrella y está en su mejor punto.

Dejate guiar por la temporada. Naranjas, bananas, manzanas hay casi todo el año pero no quiere decir que no haya mejores épocas para consumirlas. Las manzanas y las peras suelen estar en su mejor punto en otoño, los cítricos son una fruta que se destaca en el invierno, en la primavera llegan las arvejas, los espárragos, las frutillas, y en verano están riquísimas las frutas de carozo y las frutas más "tropicales" como el ananá, el melón, la sandía. Los tomates en invierno son tristes, duros y blancos, pero en verano son dulces, tiernos, rojos. Si hay mucho de algo es porque es su temporada, hay que estar atento y preguntar.

Además, hay varias cosas que nunca faltan en mis compras de verdulería, el limón, los champiñones frescos (mi lema es no a la lata si lo consigo fresco), choclos (si no los usé los hiervo y guardo los granos en el freezer), cebolla morada, cebolla común, cebolla de verdeo, puerro, apio, ajo, zanahorias. Los ingredientes básicos de cualquier guiso, tarta, sopa o comida de olla suelen ser más o menos los mismos, con variaciones sutiles. Pero todo empieza con un mire poix. ¿Qué es esto? Es una base de vegetales cortados en cubitos de cebolla, zanahorias y apio. Yo hago variaciones de acuerdo a lo que tengo y con diferentes agregados.

Para la base de una salsa de tomate: cebolla común, cebolla de verdeo y ajo.

Para un guiso de pollo: puerro, verdeo y zanahorias.

Para una carne a la cacerola: cebolla, ajo, pimiento y zanahorias.

Para un caldo de pollo: apio, puerro y laurel.

Para un relleno de tarta: cebolla, ajo y alguna verdura (brocoli, zapallo, zucchini, champiñones)

Para un guiso de lentejas: cebolla, ajo, puerro, verdeo, apio, zanahorias


 
 
 

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ALGUNOS FUNDAMENTOS A SEGUIR

N.° 1 

No hay mejor comida que la hecha por uno.

 

N.° 2

Con un poquito de cariño una comida común y corriente puede ser un manjar.

 

N.° 3

La buena calidad de los ingredientes es determinante para el resultado final.

© 2016 La fundamentalista de la cocina

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