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Bienvenido invierno

  • LittleRib
  • 21 jun 2016
  • 2 Min. de lectura

Mandarinas

Hoy empieza el invierno, y con esta estación vienen muchas delicias tentadoras. Con el frío resulta más difícil consumir frutas, el chocolate se impone, pero no nos olvidemos de todas las bondades de los productos de la naturaleza. Por eso, hoy les traigo una receta frutal, ideal para aprovechar las mandarinas, una de las frutas destacadas de la temporada. Esta receta no es de mi autoría, pero la tomo prestada. La receta pertenece a mi abuela Chicha, que la hace cuando nos reunimos en familia para mimarnos a todos sus nietos y bisnietos, fanáticos incondicionales de esta torta.

Lo interesante es que esta torta de mandarina lleva toda la fruta, con cáscara, hollejo y pulpa. Lo único que hay que retirar son las semillas, pero incluso se consiguen algunas variedades de mandarinas que no traen semillas. Así que bueno, basta de introducción, aquí va la receta de la torta de mandarinas Chicha.

Ingredientes:

- 2 huevos

- 3 mandarinas

- 300 gr de azúcar

- 3 cucharadas de aceite neutro (si es de girasol alto oléico mejor, es más sanito)

- 400 gr de harina leudante

- 1 pizca de sal

Utensilios:

- Licuadora

- Espátula de goma o cuchara

- Balanza

- Cuchillo serrucho

Procedimiento:

Con un cuchillo serrucho cortar las mandarinas en trozos y retirar las semillas. Colocar las mandarinas en el vaso de la licuadora, agregar los dos huevos, el aceite y el azúcar. Licuar. Conviene ir de a poco, empezar a baja velocidad e ir subiendo la velocidad hasta que quede un licuado homogéneo de huevos y mandarinas. No deberían quedar trozos grandes de cáscara ni fruta. La idea es licuar sólo hasta incorporar todos los ingredientes, no mucho más. Verter esta preparación en un recipiente hondo y agregar de a poco la harina, revolviendo en forma envolvente y cariñosa (estoy con términos románticos porque estuve leyendo a Francis Mallmann el fin de semana y se me pegó la poética culinaria, ja).

Una vez lista la mezcla, verter en el o los moldes elegidos. Esta receta es muy gauchita y aguanta muchas presentaciones diferentes. La he preparado en budinera de silicona, en los moldes de cupcakes de siliconas o en molde de torta de chapa común y corriente, enmantecado y enharinado. Lo único que varía es el tiempo de cocción, que habrá que adecuar al molde. El horno debe ir a temperatura media. Como mínimo necesita media hora de cocción y hasta 45 minutos o incluso una hora. El tamaño y el material del molde, y el tipo de horno (eléctrico, a gas, con convección) van a cambiar mucho los números, así que acá hay que guiarse por las señales.

¿Cómo saber cuándo está lista?

- Primero que nada, ¡debe haber olor a torta! ¡Duh!

- Debe subir y dorarse arriba (puede pasar que se le hace una grieta arriba, no pasa nada, es parte de su rusticidad)

- Al insertar un palito de brochette debe salir limpio. Limpio significa sin mezcla cruda.

Nota: Una fundamentalista tamizaría la harina antes de incorporarla a la mezcla para que quede más aireada. Este paso no es indispensable, peeeero, que queda mejor, queda mejor. Es uno de esos detalles que hace que una receta pase de ser rica a ser sublime. Lo dejo a elección según las ganas de ensuciar un colador finito o un tamiz.


 
 
 

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ALGUNOS FUNDAMENTOS A SEGUIR

N.° 1 

No hay mejor comida que la hecha por uno.

 

N.° 2

Con un poquito de cariño una comida común y corriente puede ser un manjar.

 

N.° 3

La buena calidad de los ingredientes es determinante para el resultado final.

© 2016 La fundamentalista de la cocina

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